El origen de las fieras

Una jirafa de muy valiente ascendencia lucha por la vida con una jauría de leones hambrientos, que en furtiva cacería le tienen dando vueltas. ¡Nunca el valor fue tan fundamental!

La naturaleza se autoregula por medio de salvajes decisiones que tienen por objeto el equilibrio. El rompimiento del equilibrio hace rotos los extremos, y para regularse tendrá que haber lucha de fuerzas. El cazador será quien arranque la vida a su presa y ella misma será su destrucción. Pues entre más presas se cacen aumentará de la misma forma el número de depredadores, pudiendo (pues los recursos naturales son finitos) y una cacería en extremo, haría un aumento significativo del que depreda, y una ausencia de alimento, que podría llevar a la extinción de uno, que si fuera quién depreda, la criatura por debajo de la cadena alimenticia podría replicarse en exceso, poniendo en riesgo su natural supervivencia, a sólo que la naturaleza proveyera de suficientes recursos de plantas y frutos silvestres, que la edad de la presa estuviese de manifiesto y el crecimiento y ciclo generacional, en perfecta armonía, pero debido al alto indíce reproductivo de los herbívoros, tuvo que nacer un elemento animal que les regulara,

de ser el índice de reproducción más chico, no tendría sentido la depredación, pues rápidamente el herbívoro se extinguiría y con él su persecutor. Las fieras nacen de la misma naturaleza que con objeto de autoregularse y evitar la extinción de poblaciones con tasas de crecimiento muy altas de herbívoros, que peligrarían con terminar con los con los frutos y vegetales. La naturaleza crea terrible visiones de demonios (carnívoros) pues como una artema y último recurso, pues aparentemente como reza el refrán "de los males el menor" el mayor es la extinción.